E n temporada de estiaje –la época del año en que menor caudal tienen los ríos a consecuencia de la escasez de lluvia– que abarca el periodo comprendido entre los meses de abril y junio, se incrementa la posibilidad de incendios forestales, y con ello la pérdida de flora y fauna en los ecosistemas afectados. ¿Alguna vez te has preguntado qué elementos facilitan la generación y propagación de los incendios forestales? El Maestro en Ciencias Germán Raúl Vera Alejandre, profesor e investigador en el Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CIIEMAD), del Instituto Politécnico Nacional (IPN), explicó que son tres elementos los que siempre están presentes en un incendio: oxígeno, algún material combustible y una fuente de calor. Un incendio forestal, en particular, sucede en una zona con un ambiente rico en vegetación, en condiciones de baja humedad, sequía o estrés hídrico y su propagación está asociada a factores atmosféricos, específicamente a la presencia y velocidad de viento. En algunas zonas al norte de nuestro país, en los estados de Chihuahua y Coahuila, se presentan porciones significativas de pastizales que son propensos a incendios, sobre todo porque en este tipo de vegetación se propagan rápidamente. Sin embargo, no son las únicas áreas de atención prioritaria: la mira también está puesta en lugares de la Sierra Madre Oriental, la Sierra Madre Occidental e incluso la Sierra Madre del Sur, donde abundan zonas de arbolado en las que, lamentablemente, la presencia de incendios es frecuente, incluso cuando se trata de tipos de vegetación totalmente distintos. INTERVENCIÓN HUMANA, INCIDENCIA SIGNIFICATIVA El Maestro en Ciencias Vera Alejandre sostuvo que los incendios son procesos naturales que existen y han existido desde siempre, pues los factores medioambientales que los facilitan como las tormentas eléctricas y los frentes fríos son imposibles de controlar. “No todos los incendios son malos, éstos forman parte de ciclos naturales que coadyuvan a que se renueve la vegetación. Algunas especies requieren que la semilla alcance cierta temperatura para poder germinar y también contribuyen a erradicar plagas como el gusano descortezador, por lo que cuando se tala arbolado infestado por este insecto para evitar su proliferación se recomienda quemar de manera controlada los restos de la vegetación”, informó. Sin embargo, la intervención humana incide, potencializa las afectaciones y las hace más complejas. “Por ejemplo, en la actividad agrícola, desde hace muchos siglos, se tiene la tradición de hacer quemas previas a la siembra con la finalidad de acabar con la maleza que puede afectar a los cultivos y ese es uno de los factores que más coadyuvan a la presencia de incendios forestales porque generalmente se hacen con poco cuidado y en condiciones desfavorables; esto es, con presencia de viento”, detalló el investigador.
AFECTACIONES Y PÉRDIDAS En asentamientos humanos, la consecuencia inmediata de un incendio es la contaminación atmosférica; la presencia de humo y polvos que repercuten negativamente en la salud de las personas, específicamente en el sistema respiratorio, además de daños físicos como quemaduras. Asimismo, esto puede implicar que la gente se vea afectada en sus bienes materiales como casas, ganado y más. Estas consecuencias se pueden dar más en zonas geográficamente aisladas, donde la comunicación también suele ser complicada y el tiempo de respuesta de las brigadas de apoyo puede ser tardío. En materia ambiental, los incendios provocan la pérdida del hábitat en perjuicio de asentamientos humanos, flora y fauna. A mediano plazo y tomando en cuenta que los incendios consumen la cubierta forestal, pueden provocar que en temporada de lluvias se generen procesos de erosión, pues al no existir una cubierta vegetal que permita la retención del líquido, las precipitaciones podrían provocar lo que los expertos llaman “procesos de remoción en masa”, mejor conocidos como deslaves. Por ello, a largo plazo, los incendios pueden tener como consecuencia la pérdida de ecosistemas que, por su complejidad, es muy difícil que se recuperen. ¿QUÉ HACER ANTE UN INCENDIO? El Maestro Germán Raúl Vera Alejandre es claro: “No intentemos ser héroes, es indispensable dar aviso a las autoridades”. “Tenemos siempre la iniciativa, la mala iniciativa, de querer atender los incendios, pero son un riesgo muy fuerte. A veces podríamos tener cierta capacidad para actuar ante éstos, pero no sabemos a dónde se van a desplazar y podemos vernos involucrados en un accidente muy grave”, advirtió. Entonces, ¿qué hacer?, reportarlo. No pongamos en riesgo nuestra vida intentando hacer algo para lo que no estamos capacitados ni contamos con el equipamiento necesario. Pero más importante que controlar incendios, siempre será evitar que éstos ocurran. Si queremos conservar nuestros ecosistemas, ante todo, tenemos que procurar nuestra seguridad.