Ignacio Vega Acevedo, catedrático e investigador de la ESFM, habla sobre las aportaciones de la mecánica cuántica
“La clave para entender lo inmenso se encuentra en los detalles de lo minúsculo. Si logramos entender cómo son las interacciones, podríamos concebir de dónde vienen los primeros elementos químicos, lo cual nos ayuda a entender cómo se formó el universo que conocemos, ya que en los detalles está la suma”, señaló Ignacio Vega Acevedo, catedrático e investigador de la Escuela Superior de Física y Matemáticas (ESFM) al dictar la conferencia De lo chico a lo grande: de la tecnología cuántica al Cosmos.
Al participar en la FIL del IPN 2025, el astrofísico mencionó que este tipo de pláticas ayudan a abrir el panorama a las personas sobre cómo la física, las matemáticas y la tecnología cuántica tienen aplicación prácticamente en múltiples actividades del día a día. Por ejemplo, la computación cuántica tiene las facultades para acelerar el entrenamiento de modelos de aprendizaje automático, a velocidades muy superiores a la de una computadora clásica a partir de una distinta programación. Otra aplicación se relaciona con la encriptación, que permite resguardar la información de manera más eficiente.
Asimismo, los sensores cuánticos tienen la particularidad de elevar significativamente el nivel de sensibilidad de los dispositivos ópticos, por ejemplo, para mejorar la potencia de los telescopios y llevar a otro nivel las observaciones del cosmos y contar con mejores imágenes del universo. Destacó que los simuladores cuánticos son una herramienta altamente eficaz para profundizar el estudio del universo, ya que permiten modelar al cosmos en sus orígenes y obtener información valiosa que con la tecnología convencional no es posible lograr.
Esta herramienta permite realizar estudios finos que van desde el origen de los primeros elementos químicos que existieron hasta cómo era la temperatura del universo en sus orígenes, cómo se fueron formando los cúmulos de galaxias que formaron estrellas y las cuales a su vez generaron el sistema solar y los planetas, hasta el origen del hombre. “Estas tecnologías tienen gran utilidad en la vida diaria. Contar con mejores sensores cuánticos implica mejores calibraciones que tienen repercusiones en la vida económica, por ejemplo, para medir cosas con mayor precisión, para calcular más rápido el precio de las cosas y realizar predicciones más rápidas en las bolsas de valores”, precisó.
Afirmó que no se sabe qué tanto se va a innovar en materia de programación cuántica, ya que el impacto dependerá de los avances en la investigación al respecto, pero el potencial es tan grande que las nuevas generaciones no pueden desperdiciar la oportunidad de innovar en la materia. “Se requiere mucha investigación y, sobre todo, estudiantes entusiastas y con el interés en generar nuevo conocimiento”, sentenció. -O-