Actualmente existen más de 20 tunas y estudiantinas politécnicas varoniles, femeniles y mixtas, pertenecientes a diversas unidades académicas
El sonido de la pandereta, la mandolina y las trovas bohemias acompañan la vestimenta confeccionada en terciopelo negro que recuerda a la usanza de los trajes escolares de las universidades españolas del siglo XV. Una larga capa con parches y listones que adornan los hombros y un distintivo que cuelga por el pecho como insignia de una disciplina o facultad son particularidades de las estudiantinas.
En palabras del ingeniero geólogo, Óscar Gerardo García Rivera, mejor conocido como tuno “Woody”, egresado de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA), Unidad Ticomán y fundador de la Tuna de la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias Extractivas (ESIQIE), una estudiantina es una cofradía o hermandad de estudiantes que se reúnen para hacer música y representan a una institución universitaria.
Para Esther Guadalupe Galicia González, tuna “Bubble”, ingeniera eléctrica de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME) e integrante de la Tuna femenil de la Escuela Superior de Ingeniera Textil (ESIT), este tipo de agrupaciones son fraternidad, hermandad, familia, amor y pasión.
El tuno “Woody”, quien realiza un memorial sobre la trayectoria de las tunas guinda y blanco, destacó que la primera Tuna surgió en la ESIQIE, creada hace 34 años. Dijo que actualmente existen más de 20 tunas y estudiantinas politécnicas, entre varoniles, femeniles y mixtas, pertenecientes a diversas unidades académicas. Sus integrantes más jóvenes tienen 18 años y hay egresados politécnicos a quienes se les reconoce como tunos veteranos.
Las primeras estudiantinas del mundo tienen su origen en Salamanca y Santiago de Compostela, España. Durante la época de la Conquista, con la llegada de estas agrupaciones a la Nueva España, estas agrupaciones se adaptaron a la cultura representativa de cada país, en el caso de México se incorporó la esencia del folclor rítmico y la instrumentación, por ejemplo, el guitarrón, clásico instrumento de mariachi o la vihuela. En los últimos diez años, se incrementó el número de tunas femeniles con presencia en el Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud, Unidad Milpa Alta (CICS-UMA); en las escuelas superiores de Ingeniería y Arquitectura (ESIA), Unidad Zacatenco y de Enfermería y Obstetricia (ESEO), así como en las escuelas nacionales de Medicina y Homeopatía (ENMH) y de Ciencias Biológicas (ENCB), por mencionar algunas. Existen factores que influyen para que las integrantes de la tuna suspendan su actividad, ya sea por trabajo, cambio de residencia o maternidad. “Es muy importante que haya tunas femeninas en las instituciones educativas, esto nos habla de igualdad, nos están dando el mismo derecho que a los varones de poder hacer música a pesar de que la tuna es una tradición históricamente varonil”, resaltó “Buuble”. Para formar parte de alguna de estas agrupaciones las y los jóvenes deben tener gusto por la bohemia, hermandad, romanticismo, tener disponibilidad para viajar y presentarse en certámenes y festivales. Para integrarse no es necesario tener conocimientos musicales, pero sí interés por cantar o aprender a tocar algún instrumento.
Las estudiantinas fomentan la cultura musical en las y los universitarios politécnicos, contribuyen a su desarrollo integral y permiten ampliar la visión artística en la etapa de formación profesional. Representa identidad hacia su alma mater, ya que donde quiera que vayan, buscarán poner en alto el nombre de la institución.
“La tuna es escuela de vida, nosotros viajamos mucho; yo he conocido Perú, Panamá, Colombia, Guatemala y Estados Unidos, y no sabes qué orgullo se siente gritar un Huélum en otros países, es decir, te pones los colores de tu escuela para representarla en todo el mundo. Lo recuerdo y quiero llorar por el amor que le tenemos a la tuna y al Politécnico”, compartió “Woody”.