Celebran con libro la vida de Guillermo Haro, padre de la astrofísica en México
“Desde que era un niño Guillermo Haro le dijo a su madre, que se llamaba Leonor Barraza, voy a descubrir cómo nace una estrella y un niño que es tan contundente y definitivo como para decir eso, no es un niño cualquiera”, así narró la escritora Elena Poniatowska, parte de la biografía del llamado padre de la astrofísica moderna en México.
Al presentar el libro: “El universo o nada. Biografía del estrellero Guillermo Haro”, en la XLII Feria Internacional del Libro FIL-IPN 2025, Poniatowska destacó que Haro tuvo grandiosas ideas desde el momento en que pudo explorar con cámara el observatorio fundado por Luis Enrique Erro, en Puebla, personaje de vital importancia para el Politécnico, al ser uno de sus grandes promotores.
Erro, continuó la escritora, encauzó a muchos en carreras científicas, entro otros al mismo Guillermo Haro, quien esa misma noche tomó miles de placas en 1942, en plena Guerra Mundial y descubrió los llamado objetos azules llamados Herbig-Haro, los cuales dan la posibilidad de saber la edad del universo y cómo se formó.
“Aunque yo soy una simple escritora o periodista, no me siento a la altura de tratar este tema pero sí puedo afirmar que servir a su patria fue la urgencia mayor de Guillermo Haro porque él tenía mucha conciencia” afirmó.
Describió que Haro vivió al pie dos volcanes que son el Popocatépetl y la Iztaccíhuatl, los cuales le recordaban la propia infancia de la escritora, porque cuando llegó a México y los vió, fue su primer acercamiento a los dioses mexicas.
Elena comentó que todos los días, solo o acompañado de otros científicos, trataba de comprender qué posición teníamos los mexicanos en el cosmos.
“El astrofísico estudió astronomía para explicarse el porqué de nuestro atraso y cuál podría ser la solución a los problemas y desigualdades porque tenía una gran conciencia social”, destacó.
Acompañada de la científica Silvia Torres de Peimbert, Elena recordó que Haro amaba el Gran Valle de Cholula, sus nubes y las constelaciones de Escorpión a Sagitario, y en la tierra le gustaba caminar por Tonanzintla, ahora pueblo mágico, al lado de los niños.
Haro aseguraba que la astronomía no sólo gira en torno a las estrellas, para saber de dónde venimos sino que tiene aplicaciones en la óptica, la elecrrónica y en la computación, en los chips.
“Los chips para mí son muy modernos, pero sé que hay astrofísica en un teléfeono celular, en un microondas y en todas las instancias de nuestra vida”, mencionó.
David Haro tuvo una obra muy basta, entre sus descubrimientos se encuentra la detección de numerosas nebulosas planetarias y las condensaciones de nubes de alta densidad llamadas Herbig-Haro, así como estrellas fulgurantes en la regoón de Orión, además fundó el Instituto de Astrofísica Óptica y Electrónica (INAOE).