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El “caza sismos” del Politécnico: Fernando Angulo Brown

Reportera: Claudia Villalobos / Fotógrafo: Javier González - 22 / 07 / 2025
El “caza sismos” del Politécnico: Fernando Angulo Brown

Ver florecer a los estudiantes es un gran espectáculo intelectual, afirma en entrevista

DATOS DE INTERÉS

“Recuerdo que en septiembre de 1994 mandé un fax –que aún conservo–¬¬¬ a las autoridades del DF, donde refería el comportamiento de las señales sísmicas y la hipótesis de que era inminente un sismo con magnitud mayor a 6.5 grados en la escala de Richter en la costa chica de Guerrero. A la semana ocurrió un sismo de magnitud 7.4 grados en Ometepec…”

No obstante que el doctor Fernando Angulo Brown cuenta con una extraordinaria y prolífica carrera docente y científica de 54 años en la Escuela Superior de Física y Matemáticas (ESFM), su humildad y sencillez sobresalen aún más y se hace evidente a través de una sonrisa amable y serena con la que se dispone a platicar del ser humano que vio la luz en Guasave Sinaloa en 1947, al que él mismo reconoce como una persona con gran apego al Instituto Politécnico Nacional, porque éste ha sido prácticamente su único empleo.

─Doctor Angulo, platíquenos acerca de su formación profesional.

─Realicé mis estudios de primaria y secundaria en Guasave, Sinaloa, donde nací. Motivado por pláticas que dieron en mi pueblo unos jóvenes que estudiaban en el Politécnico decidí trasladarme en 1963 a la Ciudad de México para cursar el bachillerato en la Vocacional 4, que en aquella época se ubicaba en la calle de Allende 38, en el Centro Histórico.

Desde los primeros años descubrí que tenía facilidad para las matemáticas y en el aula me sentaba hasta adelante para aprender mejor. En la vocacional las cosas eran más formales, pero, aun así, obtuve promedio arriba de nueve. Quise estudiar Ingeniería Química, pero me atrapó una conferencia que nos dio un profesor de la ESFM sobre la teoría de la relatividad de Einstein, así que cambié de opinión y me inscribí a la carrera de Física y Matemáticas.

─ ¿Cómo fue su estancia en la ESFM?

─Cuando ingresé tenía compañeros excelentes y con mejor rendimiento que yo, quienes me “bajaron los humos” y tuve que estudiar muy fuerte porque no me quería quedar atrás. Cuando estaba en tercer año de la licenciatura empecé a dar clases de matemáticas elementales en la prevocacional 6 y desde ahí me gustó la docencia.

En 1969 y 1970 di clases en las Escuelas Superiores de Ingeniería Química e Industrias Extractivas (ESIQIE) y de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME). Desde 1970 a la fecha me incorporé como docente e investigador en la ESFM, así que imagínese el apego y amor que siento por esta escuela, en la que en 1975 obtuve el grado de Maestría en Ciencias con especialidad en Física.

─ ¿Cuál es su principal campo de investigación?

─La Termodinámica de Procesos Irreversibles. Hice una aportación relevante en esta área sobre métodos de optimización de procesos termodinámicos, específicamente el del criterio ecológico, que se han aplicado en una amplia variedad de disciplinas científicas como biofísica, astrofísica, termoeconomía, reacciones químicas y ciclos de potencia.

“El artículo de estos métodos lleva hasta el día de hoy 727 citas en la literatura internacional. Gracias a éste me han invitado a diversas instituciones extranjeras. También, según Google Scholar, la frase “The ecological criterion of…” se ha utilizado en al menos 137 títulos de artículos”, refirió con un brillo especial en la mirada el investigador emérito.

─ ¿Cuándo surgió su interés por realizar investigación en torno a fenómenos precursores de sismos?

─Me puedo considerar como pionero en la investigación de estos fenómenos en México. A partir del terremoto de 1985 ocurrido en la Ciudad de México, en el que perdí a un hermano, a mi cuñada y sus dos niños, quienes vivían en el edificio Nuevo León, en Tlatelolco, empecé a leer de manera autodidacta sobre sismología.

Cuando tuvo lugar este suceso tomé a mi hija de 13 años y a mi niño de 5 años y prometí irme para siempre de la capital del país, así que nos fuimos a Guasave, pero un funcionario del Politécnico me propuso reconsiderar la situación y me otorgaron un año sabático. Luego de seis meses regresé a la ESFM y me establecí en un lugar más seguro en el Estado de México.

Algunos años después terminé el Doctorado en Ciencias con especialidad en Física en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Iztapalapa. Mientras tanto seguía leyendo documentación sísmica.

─ ¿Qué lo determinó a investigar formalmente los fenómenos sísmicos?

─Un día encontré un artículo de unos investigadores de Atenas, Grecia, en donde proponían un método para investigar el comportamiento del campo eléctrico del subsuelo en términos de la variación del esfuerzo tectónico sobre esos terrenos. Decían que, al averiguar las fluctuaciones del voltaje del subsuelo, se podía identificar cuándo podría ser inminente la llegada de un sismo grande. Aunque no se pueda determinar una fecha, se puede tener idea de su aparición. Entonces, vi que la instrumentación del método de medición era tan sencilla que sería un crimen no investigarlo. Yo era físico teórico, pero platiqué con colegas experimentales de la escuela y construimos una estación electrosísmica en la ESFM.

─ ¿Recuerda en qué fecha la instalaron?

Alrededor de 1992 y 1993. Medíamos campos eléctricos del subsuelo para ver si cambiaban los patrones de los campos cuando variaba abruptamente el campo de esfuerzos del subsuelo, de esfuerzos mecánicos. Esto llegó a oídos del entonces jefe de gobierno del Distrito Federal, Manuel Camacho Solís, quien nos autorizó 120 mil pesos de presupuesto, con el que instalamos 5 estaciones en el estado de Guerrero: Acapulco, Coyuca de Benítez, Tecpan de Galeana, San Marcos y Ometepec.

Recopilamos mucha información, pensamos en métodos de análisis de series de tiempo y aplicamos algunas técnicas para limpiar las señales. Recuerdo que en septiembre de 1994 mandé un fax –que aún conservo–¬¬¬ a las autoridades del DF, donde refería el comportamiento de las señales sísmicas y la hipótesis de que era inminente un sismo con magnitud mayor a 6.5 grados en la escala de Richter en la costa chica de Guerrero.

El “caza sismos” del Politécnico: Fernando Angulo Brown
El “caza sismos” del Politécnico: Fernando Angulo Brown

A la semana ocurrió un sismo de magnitud 7.4 grados en Ometepec y las autoridades nos mandaron llamar pensando que habíamos resuelto el problema, pero yo conteste: “No, más bien fuimos como el burro que tocó la flauta, porque este es un problema muy complejo, tenemos que seguir investigando”.

─ ¿Después de este suceso qué otros proyectos realizaron?

─Ninguno, hubo cambio de gobierno y ya no recibimos presupuesto. Únicamente analizamos todos los datos obtenidos y a partir de 1994 publicamos una buena cantidad de artículos en revistas internacionales. Incluso en la Geophysical Research Letters, que es el top Journal en este campo.

Después de 20 años, el Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal (ICyTDF) nos apoyó para poner una estación en Pinotepa Nacional y otra en Tecpan de Galeana. Luego de analizar los datos recopilados encontramos una señal similar a la de 1994 y poco después, en abril de 2014 ocurrió un sismo de 7.2 grados en la escala de Richter cerca de Tecpan.

Al terminarse el presupuesto comenzamos a buscar otros métodos y desde ese entonces no hemos quitado el dedo del renglón en el área de la predicción sísmica.

─ ¿Cuáles son los datos más sobresalientes que han obtenido?

─Analizamos todos los sismos mayores a 7 grados escala Richter en lo que va del siglo XXI en México. Desde 2006 hasta 2024 todos dejaron un evidente periodo de quietud sísmica antes del evento principal.

En nuestro artículo más reciente que estamos a punto de publicar referimos este fenómeno basado en la Ley de Gutenberg-Richter, donde se destaca que es inminente que ocurra un sismo mayor después de un periodo de quietud y una vez que se han producido microsismos y movimientos de mediana escala.

─ ¿Cuántos artículos ha publicado a lo largo de su carrera y cuántos estudiantes se han titulado a partir de sus proyectos?

─Tengo más de 125 artículos en revistas arbitradas de circulación internacional. He dirigido 18 tesis de doctorado, 30 de maestría y 48 de licenciatura.

─ ¿Qué le ha dejado el Politécnico en todos estos años de su prolífica carrera?

─Una de las experiencias más bonitas a lo largo de este más de medio siglo es descubrir la creatividad de los estudiantes brillantes. Es un verdadero espectáculo ver la facilidad que tienen algunos de ellos para razonar tan rápidamente. Verlos florecer es un gran espectáculo intelectual.

Además de la gran satisfacción de ver que muchos de mis estudiantes son miembros del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII), dos de ellos muy brillantes, a sus 42 años, ya son nivel III, dos son nivel II y cinco nivel I.

─ ¿Cómo le gustaría que lo recuerden sus estudiantes?

─Ahora tengo casi 78 años, me gustaría aguantar en mis actividades hasta los 80 y que me recordaran simplemente como una buena persona y que ésta nunca estuvo demasiada ocupada para aclarar dudas a los estudiantes.

Con paso lento, pero firme, vestido con el traje de la sencillez y la sabiduría, el científico que tiene gusto por la tambora instrumental de su estado; por la poesía de Fernando Pessoa; los ensayos de Octavio Paz; las novelas de José Rodrigues dos Santos y Carlos Fuentes; el cine de Giuseppe Tornatore, Ettore Scola, Steven Spilberg, Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñarritu, recorre los largos pasillos de su amada Escuela Superior de Física y Matemáticas, la cual reconoce con gratitud su entrega y pasión por el conocimiento.

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