Divulgar ciencia con lleva un proceso de traducción: Sebastián Musso

Itzel Del Valle

8 de abril de 2025

Sebastián Musso es periodista, divulgador científico y se presentó en una nueva edición de “Conversus Talks: Sentir el Universo”. El apasionado por la astronomía como él se hace llamar, compartió con la comunidad politécnica sus primeros pasos por el camino de la divulgación científica, su historia de vida y su proyecto internacional AstroTES, astronomía para tocar, escuchar y sentir, que desarrolla herramientas didácticas especiales para la enseñanza de la ciencia del cosmos a personas invidentes o con visión limitada.

El evento organizado por la Dirección de Difusión de Ciencia y Tecnología (DDiCyT) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), en el auditorio principal del edificio “Adolfo Ruíz Cortínez” de la Dirección de Servicios Empresariales y Transferencia Tecnológica (DSETT), fue el escenario donde Musso compartió con la coordinadora de la Agencia Informativa Conversus (AIC) , Ana Cristina Olvera Peláez, el cómo su pasión por la astronomía comenzó a una edad temprana.

La historia se remonta a un regalo que recibió en una Navidad, un libro de astronomía que lo inspiró a dar su primera charla sobre el cielo a los 12 años ante un público expectante.

“Vivo en una ciudad turística, así que en realidad mi primera charla fue con 180 personas, en un verano en Mar del Plata hablé del sistema solar…Mi mamá me dijo: vas a estar muy nervioso, cuando mires para adelante y veas un montón de gente mirándote, así que ten a la mano cuatro o cinco oraciones de memoria para arrancar en piloto automático y después ir acomodándote”, narró el director de divulgación y accesibilidad AstroTes.

Esta experiencia temprana con la comunicación sentó las bases para dedicarse al periodismo, para posteriormente ampliar su conocimiento con un posgrado en educación, con el objetivo de transmitir información de manera efectiva.

En particular, destaca que la divulgación científica implica un proceso de traducción, ya que la ciencia tiene un lenguaje y un léxico propios que deben ser adaptados para hacerlos accesibles y comprensibles al público en general, sin perder su significado original.

Es necesario fomentar el interés y la curiosidad en la astronomía, mezclarla con otras disciplinas como la historia, el arte, la literatura y la música. De acuerdo con el divulgador argentino, se trata de “hacer trampa” para atraer a diferentes públicos hacia la astronomía.

Por ejemplo, si a alguien le gusta la literatura, se le puede hablar de estrellas y planetas a través de la narrativa; si le gusta el arte, se le puede mostrar un cuadro que tenga como tema la exploración espacial. De esta manera, se busca mostrar la astronomía como parte integral de la cultura humana, conectada con el arte, la historia, la geografía y la música.

La visión integral de Sebastián lo llevó a escribir "Genios de la Noche", libro que narra la historia de los principales exponentes de la astronomía, a quienes él llama Dream Team (Nicolás Copérnico, Tycho Brahe, Giordano Bruno, Galileo Galilei y Johannes Kepler), personajes que marcaron la historia de la humanidad.

Pero su pasión por la astronomía y la educación no se limitan a la escritura. Desde hace 25 años, Sebastián enseña astronomía a personas ciegas o con baja visión. Todo comenzó cuando era columnista de radio en su ciudad natal. En ese entonces, el locutor del programa tuvo la audaz idea de llevar a 15 adolescentes ciegos de nacimiento a escalar una montaña de casi cuatro mil metros de altura.

La experiencia fue un desafío arriesgado, pero resultó ser extraordinaria. Cuando los jóvenes invidentes descubrieron que Musso era astrónomo, comenzaron a hacerle preguntas como ¿quién era Galileo? o ¿cuántas lunas tiene Saturno?, eran fáciles, pero todo cambió cuando alguien le preguntó: ¿cómo es el cielo estrellado? Fue cuando se dio cuenta de que necesitaba encontrar una manera de hacer que el universo fuera accesible para todos.

“Me doy cuenta por primera vez en mi vida, que para una persona ciega de nacimiento, el cielo nocturno no existe. No se puede tocar, no se puede escuchar, no se puede oler. Tiene que haber un traductor que me convierta ese paisaje del horizonte para arriba, para que se me complete”, explicó. Para una persona invidente la explicación astronómica se vuelve más descriptiva y tangible a través de escuchar, tocar y conversar, sin embargo, no se debe dar por sentado que esta conexión sea automática, ya que todo está interconectado.

“Hace cuatro años dirijo un proyecto internacional. Hemos hecho 150 cajas con un minicurso tocable de astronomía, la hemos repartido en 20 países del mundo, incluyendo México… Llevo tierra simulada de Marte para que toquemos cómo sería estar en el planeta rojo. Olemos esa tierra que huele a óxido de hierro. Y eso en definitiva termina dando la perspectiva de que ese público no tiene nada de particular, tiene la misma curiosidad que todos los que estamos y el mismo disfrute”, aseguró.