El hallazgo de nuevas especies de hongos para beneficio de la humanidad

Mariana G. Sixtos

En lo más profundo de los bosques mexicanos, donde la neblina se entrelaza con la frondosa vegetación y la tierra húmeda emana un aroma inconfundible, hay un universo oculto que ha capturado la pasión de la investigadora, micóloga y divulgadora, Olivia Ayala Vásquez, quien dedica su vida a estudiar los hongos, seres fascinantes que han acompañado a la humanidad desde tiempos ancestrales y que, hoy en día, son fuente de alimento, medicina y misterio. Ayala Vásquez es egresada de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) y pertenece a la comunidad mixe de Oaxaca ayuukjä'äy, actualmente realiza un posdoctorado en el Colegio de Postgraduados, en el departamento de Edafología.

EL CAMINO HACIA LA SOBERANÍA ALIMENTARIA

Boletus es un grupo importante de hongos en diversos ecosistemas y para Ayala Vásquez es el campo de estudio en donde descubrió nuevos géneros como el Garcileccinum y siete nuevas especies. Esto lo logró por el análisis filogenético, una técnica que se basa en la comparación de secuencias de Ácido Desoxirribonucleico (ADN) o Ácido Ribonucleico (ARN), a través de las cuales puede establecerse una relación de parentesco o similitud.

Esto es, se obtienen secuencias genéticas específicas de los organismos que se van a comparar. En el caso particular de la investigación realizada por la politécnica, titulada “Broadening the Knowledge of Mexican Boletes: Addition of a New Genus, Seven New Species, and Three New Combinations”, publicada en Advancing Open Science, estos genes cambian poco a lo largo del tiempo como el ITS, nrLSU, RPB2, y TEF1, ITS y ATP6 que permitieron una clasificación más precisa y comprensiva de las nuevas especies y su relación con otras especies conocidas.

Boletus neoregius se ha reclasificado como Pulchroboletus neoregius comb. nov. y su distribución se ha extendido al centro de México, lo que demuestra que las especies pueden tener una distribución geográfica más amplia de lo que se pensaba.

En ese sentido, también los Boletus, Ayala Vásquez describió en el artículo “Cyanoboletus abieticola (Boletaceae, Basidiomycota), a new species from Mexico Cyanoboletus abieticola (Boletaceae, Basidiomycota), una especie nueva de México”, publicado en la Revista Mexicana de Biodiversidad, una nueva especie del Cyanoboletus abieticola que se caracteriza por el píleo víscido, que es la parte superior del hongo que se asemeja a un sombrero o paraguas, y sus esporas tiene formas cilíndricas. De igual forma, se realizó un análisis filogenético de los conjuntos ITS, nucLSU, and RPB2.

Normalmente se le encuentra en los bosques mixtos de coníferas dominados por el oyamel (Abies religiosa o A. guatemalensis), que se ubican en los estados del centro y del sur del país, como la Ciudad de México, Estado de México, Jalisco, Michoacán, Querétaro, Hidalgo, Veracruz, Puebla, Morelos y Oaxaca.

DOS CAMINOS HACIA EL CONOCIMIENTO

Desde pequeña, Olivia se sintió atraída por la naturaleza porque creció con la inquietud de explorar el mundo que la rodeaba y, con el tiempo, descubrió en los hongos un vasto campo de estudio y un puente entre la ciencia y las tradiciones locales. Su trabajo le ha permitido no solo entender la biodiversidad de estos organismos, sino también rescatar el conocimiento ancestral que poseen las comunidades indígenas sobre su uso y conservación. A lo largo de los años, Olivia encontró que existen dos maneras fundamentales de distinguir los hongos comestibles de los tóxicos. "La primera es a través del conocimiento tradicional que se ha transmitido de generación en generación en las comunidades y la segunda es mediante el estudio científico, la taxonomía y el análisis detallado", detalló.

Ambas vías son valiosas y deben complementarse para garantizar la seguridad y el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales.

En sus recorridos por distintas regiones del país ha escuchado mitos populares sobre cómo identificar hongos seguros, la creencia de que, si un ajo o una moneda de plata se torna negra al contacto con un hongo, significa que es tóxico. "Son solo mitos. No hay un carácter taxonómico único que indique si un hongo es comestible o no. Por eso, la mejor opción siempre es aprender de los expertos", informó.

UN MENSAJE PARA LOS JÓVENES

La politécnica busca inspirar a las nuevas generaciones para conectarse con la naturaleza. "A los jóvenes les digo que no tengan miedo de soñar, que sean perseverantes y que disfruten el proceso. A veces hay materias difíciles, pero siempre habrá algo que les apasione. Lo importante es no perder la conexión con la Tierra, observar, aprender y valorar lo que nos rodea", afirmó.

Como parte de la Sociedad Mexicana de Micología, Ayala Vásquez participa activamente en la organización de congresos para divulgar el conocimiento sobre los hongos. "El 25 de mayo celebramos el Día Nacional de los Micólogos Mexicanos, y hacemos seminarios abiertos al público. Es una excelente oportunidad para aprender más sobre estos organismos fascinantes", mencionó.

Olivia ha convertido su pasión en una misión: estudiar, compartir y preservar el conocimiento sobre los hongos. A través de la ciencia y la tradición, busca tender puentes entre el pasado y el futuro para asegurar que estas joyas ocultas de la naturaleza formen parte de nuestra historia y cultura.