Necesario crear programas de conservación de mamíferos en Oaxaca

Itzel Del Valle

Malinalli Cortés Marcial es profesora de origen mixteco en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Xochimilco y estudia la preservación de los ecosistemas en el Istmo de Tehuantepec, a través del análisis de mamíferos medianos y grandes.

Esta investigación tiene como origen su profundo vínculo con la naturaleza, que se remonta a su infancia. De hecho, Malinalli Cortés recuerda con cariño sus días de juego en el bosque, acompañada de sus padres, originarios del municipio de Tezoatlán de Segura y Luna en el estado de Oaxaca. Esta relación temprana con el entorno natural la inspiró a seguir una carrera en biología, que posteriormente la llevó a doctorarse en Conservación y Aprovechamiento de Recursos Naturales en el Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral y Regional (CIIDIR), Unidad Oaxaca, del Instituto Politécnico Nacional (IPN)..

EL ISTMO DE TEHUANTEPEC

La conexión con sus raíces en el estado de Oaxaca se profundizó más al descubrir la riqueza biológica de la región del Istmo de Tehuantepec, una zona con mucha relevancia porque presenta procesos de formación de nuevas especies vertebradas terrestres. A su vez se combinan diferentes características como de flora y fauna de las áreas montañosas de clima templado y frío, con especies tropicales de clima cálido.

Entre la variedad de especies que habitan esta región se encuentra una gran cantidad de mamíferos, aves y mariposas, entre otros. Debido a esta riqueza biológica, el Istmo de Tehuantepec es considerado de suma importancia, tanto a nivel nacional como internacional, para la conservación de la biodiversidad.

PROTEGER LOS ECOSISTEMAS

Las selvas secas del Istmo de Tehuantepec, ecosistemas ya de por sí amenazados en el Continente Americano, se ven particularmente afectadas. La expansión agrícola y ganadera ha llevado a la eliminación de extensas áreas de selva, que han sido reemplazadas por cultivos de sorgo y maíz, así como por pastos para la cría de ganado vacuno.

A pesar de esta situación, hay un aspecto positivo; aún existen remanentes de vegetación original gracias a los esfuerzos de conservación de las comunidades indígenas que habitan la región.

Un ejemplo destacado de estas iniciativas es la comunidad mixteca a la que pertenece la doctora Cortés, que se han propuesto establecer “áreas comunales protegidas”, espacios que no cuentan con decreto oficial, son definidas y protegidas por las propias comunidades.

Dentro de estas áreas protegidas se encuentran biomas tipo selva que son especialmente relevantes, ya que albergan una gran cantidad de especies de plantas y animales que se encuentran en peligro de desaparecer debido a la perdida de hábitat y la caza furtiva o de subsistencia.

En este contexto, los mamíferos mediados y grandes que habitan en estos trópicos secos juegan un papel fundamental en la conservación de los ecosistemas. Por medio de la dispersión y depredación de semillas de especies vegetales, el actuar de depredadores, presas y controladores biológicos de insectos.

Estos mamíferos tienen un valor cultural y económico significativo para las comunidades locales, porque son fuente de recursos naturales utilizados como carne de monte por los mixtecas que habitan esta selva.

Sin embargo, a pesar de su importancia, existe una necesidad urgente de recopilar información sobre la historia natural de estos mamíferos. Aunque existen estudios sobre mamíferos en esta zona, el aumento de investigaciones en los últimos años ha generado una mayor conciencia sobre la importancia de profundizar en el conocimiento sobre estos animales.

Con el objetivo de abordar esta necesidad, la científica Malinalli realizó un estudio exhaustivo en que documentó los patrones de riqueza, abundancia y distribución de estas especies dentro de sus hábitats, con la finalidad de informar estrategias efectivas para su conservación y aprovechamiento.

RESPETO POR LA COMUNIDAD INDÍGENA MIXTECA

Este estudio representó un desafío para Malinalli, aunque pertenece al pueblo originario mixteca, ha pasado gran parte de su vida en la Ciudad de México. Su experiencia en acercarse a las comunidades y trabajar en estrecha colaboración con ellas fue fundamental para el éxito de su investigación.

“Desde siempre me enseñaron esa parte de compartir, de tener respeto a las personas y que a pesar de que nosotros, por ejemplo, tenemos una carrera profesional, en muchas ocasiones no sabemos más que las personas que se encuentran dentro de las localidades, porque ellos viven toda su vida en el campo y obviamente el conocimiento que tienen es muchísimo mayor que lo que nosotros podemos quizá adquirir en los libros de texto o en los artículos”, agregó Cortés Marcial.

LA UNIÓN HACE LA FUERZA

En el estudio de los mamíferos medianos y grandes es fundamental reconocer la importancia de combinar el conocimiento científico con el conocimiento tradicional de las comunidades locales. En la práctica, esto se traduce en la aplicación de métodos de estudio variados, que van desde la captura y manipulación de animales mediante trampas, hasta técnicas no invasivas como el uso de cámaras trampa y la búsqueda de rastros.

El estudio de Malinalli se destaca por su enfoque integral, combinó tanto el método de cámaras trampa como la búsqueda de rastros para detectar a los mamíferos medianos y grandes. Este enfoque permitió abordar tres objetivos clave: calcular la diversidad de especies, compararla entre temporadas lluviosa y seca, establecer la abundancia de especies, compararla en distintas temporadas, evaluar los patrones de actividad de los mamíferos medianos y grandes en los bosques secos mexicanos, también conocidos como selva baja caducifolia del Istmo de Tehuantepec.

Los resultados obtenidos de estos objetivos no solo contribuirán al conocimiento científico, sino que también tendrán un impacto práctico significativo para las comunidades indígenas que se asientan en el área de estudio. De hecho, los datos generados serán fundamentales para atender preguntas de investigación y manejo de recursos faunísticos (que provienen de la naturaleza), lo que ayudará a las comunidades a mejorar su conocimiento, uso y protección de estos recursos.

LA DIVERSIDAD DE ESPECIES

Para lograr estos objetivos, la investigadora llevó a cabo un estudio exhaustivo en el área. Entre septiembre de 2011 y mayo de 2013 realizó un muestreo en intervalos de tres meses, combinó cámaras trampa y búsquedas de rastros en trayectos lineales. Este enfoque integral permitió obtener una gran cantidad de datos, 344 fotografías y 187 rastros, que dieron como resultado el registro de 21 especies de mamíferos, pertenecientes a 13 familias y 7 órdenes.

En comparación con otros estudios realizados en selvas similares en el estado de Oaxaca, la riqueza de especies de mamíferos medianos y grandes encontrada en este estudio fue mayor, con un rango de 15 a 19 especies reportadas en esas áreas. Es importante destacar que la riqueza encontrada en el sitio de estudio fue menor en comparación con otros sitios de México, como Salina Cruz Oaxaca, donde se reportan 30 especies de mamíferos medianos y grandes o Cerro de la Tuza y Parque Nacional Chacahua, en la costa de Oaxaca, donde se registran 23 especies.

Esta diferencia puede ser atribuida a la variedad de tipos de vegetación presentes en estos sitios, que van más allá del bosque tropical caducifolio. De hecho, la presencia de otros tipos de vegetación puede proveer nichos ecológicos adicionales, lo que puede explicar la mayor riqueza de especies encontrada en estos sitios.

Por lo tanto, los resultados de este estudio pueden tener implicaciones prácticas importantes para la conservación y manejo de la biodiversidad en la región. Por ejemplo, esta información puede ser de gran utilidad para la creación de programas de manejo y conservación de mamíferos medianos y grandes en el Istmo de Tehuantepec.

“Hay una gran diversidad biológica y estudiar a través de sus fundamentos es algo privilegiado, porque usualmente en la evidencia fáctica cuando se habla de ciencia, de fenómenos psicológicos, en las morfologías, pero el comportamiento es también un área que se empieza a incorporar para entender los ecosistemas que tenemos”, aseguró Cortés Marcial.