Corina Tlali Ortega
7 de junio de 2025
La temporada de huracanes ya comenzó en el Pacífico, el Atlántico y se extenderá hasta el 30 de noviembre de este año en ambas regiones de México. ¿Qué ciencia se esconde detrás de estos fenómenos naturales? Para profundizar en este tema, el investigador del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Ángel del Refugio Terán Cuevas, explicó que los huracanes, ciclones y tifones son manifestaciones del mismo fenómeno meteorológico denominado un sistema tormentoso. Sin embargo, los científicos utilizan diferentes términos para estas tormentas según la región en la que se originan. Cuando una de estas tormentas se forma en el Atlántico Norte, el Caribe o en la parte Nororiental del Pacífico, se le denomina Huracán. En cambio, en el Pacífico Noroccidental, estas tormentas son conocidas como Tifones.
Si se desarrollan en la región Suroriental del Océano Índico o en el Pacífico Suroeste se les clasifica como Ciclones Tropicales Graves. En el Norte del Océano Índico reciben el nombre de Tormentas Ciclónicas Graves, mientras que en la zona Suroccidental de este mismo Océano se les llama Ciclones Tropicales.
En entrevista para la Agencia Informativa Conversus (AIC), el profesor Ángel del Refugio, del Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CIIEMAD), comentó que la fuente o el combustible principal de estos fenómenos es la temperatura del mar y existen dos condiciones muy importantes cuando se habla del clima: la emisión de Dióxido de Carbono (CO2) y el derrame de hidrocarburos, dos factores que determinan el desarrollo, inicio y el final de la temporada de huracanes.
“No es que uno determine las fechas, simplemente es la temporada donde las temperaturas del Sol sobre la superficie de la Tierra ocurren, pero los cambios de fecha los hacemos nosotros, dependiendo de la concentración de Dióxido de Carbono”, mencionó.
Agregó que la cantidad de CO2 que se emite a la atmósfera es de 40 mil millones de toneladas y dependiendo la zona, se puede observar un calentamiento mayor de las temperaturas superficiales del mar.
Como es el caso de Tabasco, la Península de Yucatán y el Istmo de Tehuantepec (localizada entre los estados de Oaxaca y Veracruz) en el sureste de México, que en este momento tienen temperaturas arriba de los 31 grados centígrados. Desde la perspectiva del investigador politécnico, el valor umbral para el desarrollo de un huracán o un ciclón tropical es 27 grados centígrados y ya estamos 4 grados arriba.
Terán Cuevas señaló que el humano participa activamente en la emisión del Dióxido de Carbono, ya que el calentamiento de la atmósfera se produce a través de los incendios forestales, provocados por el hombre, ya sea intencional, accidentalmente o al tratarse de quemas agrícolas.
Por otra parte, indicó que en el Atlántico hay mucho derrame de hidrocarburo y al mezclarse con el agua se calienta más, lo anterior ocasiona que las temperaturas se coloquen arriba de lo normal dando como consecuencia el desarrollo de fenómenos climatológicos.
“Tenemos refinería en Tula, Tabasco y Campeche, la realidad es que generan emisiones de Dióxido de Carbono que también abona al impacto ambiental. Definitivamente, las actividades del hombre contribuyen mucho a la intensidad de los cambios”, afirmó.
Subrayó que a pesar de ser situaciones muy distintas, ambas contribuyen al fortalecimiento del desarrollo de los ciclones tropicales. En la última década estos fenómenos han mostrado una notable intensificación en el Atlántico, con un incremento significativo en las categorías tres y cuatro. El profesor del CIIEMAD advirtió que se formarán varios Ciclones Tropicales en el Pacífico.
Ante esa situación, Ángel del Refugio señaló que el gobierno debe estar en vigilancia constante y la población debe poner atención a los avisos por parte del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), la Secretaría de Marina y la Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC).
Para clasificar un huracán, tifón o ciclón, los vientos de una tormenta deben alcanzar al menos 119 kilómetros por hora. Si un huracán presenta vientos que alcanzan los 179 kilómetros por hora, se eleva a la categoría de Huracán Intenso. Si un Tifón registra vientos de 241 kilómetros por hora, se convierte en un Supertifón.
Existen factores que provocan el calentamiento de la atmósfera, como los incendios forestales y el derrame de hidrocarburos. La deforestación se suma a esta lista.
La Comisión Nacional Forestal (Conafor) informó que entre 2001 y 2003, México perdió 4.77 millones de hectáreas de cobertura forestal, una superficie donde cabría dos veces el país de El Salvador. El escenario que se vive en este momento es que sin árboles la temperatura incrementa y las lluvias disminuyen.
“Los árboles absorben humedad, enfrían el ambiente y eso lo estamos perdiendo. Quita ese árbol y te expones a la total incidencia de la energía solar. En consecuencia, la deforestación es un factor que impacta en todo el globo terráqueo”, aseguró.
Asimismo, destacó que el jet stream o corriente de chorro, es una banda de viento que se encuentra en la alta atmósfera y recorre la Tierra a una altitud entre 8 y 10 kilómetros. Esta corriente concentra la humedad de todo el planeta y la distribuye según las condiciones de alta y baja presión, lo que provoca la precipitación de lluvia.
Sin embargo, si esta concentración de humedad no se produce, el jet stream puede manifestarse como vientos secos con altas velocidades, debido a la escasez de humedad en la región.
La recomendación de Ángel del Refugio Terán es establecer una política que promueva la siembra de un árbol por cada infante que nace, y crear un vínculo entre la vida humana y la vida vegetal. Además, sugiere que cada persona debería cuidar un árbol a lo largo de su vida, no desde un sentido de obligación, sino desde una conexión emocional.
“¿Cuántos niños nacen en el país año tras año? No lo menciono a nivel global. Si hiciéramos ese recuento en el país, se generaría un cariño muy especial y se establecería una relación íntima entre cada individuo y la naturaleza. El gobierno puede sembrar cientos de árboles, pero estos no volverán a ser vistos por quienes los plantan”, detalló.
De acuerdo con los modelos analizados por Terán, en febrero, marzo y abril, las precipitaciones estuvieron por debajo de lo normal, con una reducción entre el 50 y el 70 por ciento, lo que se traduce en una escasez significativa de lluvia. Y anticipa que la temporada de mayo y junio también será relativamente seca, con un déficit en las lluvias. Esta problemática afectará no solo a México, sino también a otros países del mundo.
“Estamos anticipando una disminución en las precipitaciones a nivel mundial, lo que se considera una anomalía en los patrones de lluvia. Como resultado, no podremos contar con presas llenas y enfrentaremos escasez de agua. Es crucial trabajar en proyectos que nos permitan recuperar el agua de las zonas altas para asegurar un abastecimiento adecuado durante las épocas de sequía”, alertó.
Se ha identificado que el término Huracán podría derivar del idioma taíno, una lengua extinta de Las Antillas que se traduce como “Centro del Viento”. También se le atribuye al pueblo maya quiché con la expresión “Hun Raqan”, que significa “Una Sola Pierna”. Además, este concepto aparece en el libro Popol Vuh, donde se describe como “U K'ux K'aj”, es decir, “El Corazón del Cielo”.
Los huracanes son fenómenos naturales que siguen impactando nuestro tiempo y, en algunas regiones se les atribuye una concepción ancestral. La realidad es que los huracanes, ciclones o tifones son fenómenos muy complejos y su relación con el clima y las acciones humanas evidencia lo frágil que es su equilibrio y la importancia de la ciencia para su entendimiento.
En el IPN se realiza un estudio exhaustivo de estos fenómenos climatológicos. Especialistas como el doctor Ángel del Refugio Terán Cuevas son parte de una Red Nacional de Investigadores que analizan en profundidad los huracanes, con el objetivo de alcanzar una comprensión científica sólida. Este conocimiento facilita la preparación y respuesta ante los efectos de estos eventos, para contribuir al desarrollo sostenible y a la resiliencia frente a desastres naturales.