Texto/David F. Delgado S., @perrogolondrino
Fotos: Eduardo Castañeda
13 de agosto de 2025
El Museo Tezozómoc, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), celebró su 26º aniversario con un festival interactivo de talleres, observaciones astronómicas, shows de ciencia y la presentación de “La Raizoteca: El mundo subterráneo al descubierto”, una colaboración entre el IPN, el Colegio de Postgraduados (Colpos) y otras instituciones para revelar la vida secreta de las raíces.
Desde su apertura en 1999, el Museo Tezozómoc —a cargo de la Dirección de Difusión de Ciencia y Tecnología (DDICyT) del IPN— ha acercado la ciencia a miles de visitantes.
El titular de la DDiCyT, Edmundo Omar Matamoros Hernández, indicó que “es un museo creado por manos politécnicas que se mantiene con proyectos relacionados al IPN, como la Raizoteca. En los últimos tres años nos hemos enfocado en modernizar las salas para ofrecer experiencias nuevas, sobre todo a los más pequeños, propiciando vocaciones científicas”.
El museo ha renovado sus espacios con la Sala de Energía (2024), la Sala de Física, la Sala de Óptica y la Sala de Servicios Educativos (2025) en colaboración con Once Niñas y Niños, pero no todo termina ahí, ya que Matamoros Hernández anunció que en 2026 se abrirá la Sala de Matemáticas y Cómputo, modernizada y diseñada en colaboración con la Escuela Superior de Cómputo (Escom) del IPN.
La exposición “La Raizoteca: El mundo subterráneo al descubierto” es fruto de la colaboración entre el Colegio de Postgraduados (Colpos), el Centro de Desarrollo de Productos Bióticos (Ceprobi) del IPN, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Tecnológico de Estudios Superiores de Ecatepec (TESE). Se presentan siete ejemplares de raíces montadas con tecnología desarrollada en el Colpos, utilizan un raizotrón de cámara dual y resina hipoalergénica para preservar y exhibir su estructura.
“Desarrollamos el raizotrón para estudios detallados y, al montar las raíces, descubrimos que eran visualmente atractivas. Eso despertó interés no solo científico, sino también artístico, y así nació la idea de la Raizoteca como una forma de divulgar ciencia con impacto social, explicó el investigador de Colpos Vicente Espinosa Hernández para la Agencia Informativa Conversus (AIC).
El Raizotrón no es solo un instrumento de observación, sino un sistema de investigación complejo que involucra diversas disciplinas. En la parte tecnológica, Mishel Enrique Brito Herrera instaló sensores para medir temperatura, humedad y conductividad eléctrica. Un desarrollo de sistemas automatizados que permite diagnosticar las condiciones subterráneas de las plantas y predecir sus necesidades, para reducir el uso de fertilizantes y el impacto ambiental.
“Toda esta información alimenta modelos de Inteligencia Artificial para hacer predicciones automáticas útiles para investigadores, empresas y agricultores”, aseguró.
Por otra parte, la ingeniería mecatrónica Brito Herrera, de la mano de Anthony Francisco Rodríguez Hernández del TESE. “Desarrollamos un Raizotrón móvil para trasladarlo dentro y fuera del invernadero, para simular condiciones óptimas y naturales. También trabajamos en una versión con enfoque artístico, que combina ciencia y arte para atraer más público y visibilizar el proyecto”, detalló. Además de las plantas se requiere analizar los microorganismos con los que interacciona las raíces de la biblioteca de especies de plantas, un trabajo de la microbióloga Mara Maldonado.
“Analizamos la interacción planta-microorganismo, en especial de bacterias y hongos como Trichoderma o Azospirillum, que mejoran el rendimiento y la salud de la planta. Mostrar esto a los más pequeños es clave para que conozcan cómo se forman los alimentos que consumen y se inspiren a acercarse a la ciencia”, destacó.
“Esta exposición nos permite ver lo que normalmente no vemos: las raíces, su forma y función. Son el sostén de las plantas, aportan nutrientes al suelo y cumplen funciones esenciales en los ecosistemas”, puntualizó la directora del Ceprobi y colaboradora del proyecto, Karina Bermúdez Torres.
Dentro de las especies exhibidas se encuentran algunas del género Lupinus, una leguminosa con múltiples usos: mejora de suelos, alimento y fuente de compuestos para control biológico de plagas como el mosquito del dengue y en la que el IPN ha buscado aplicaciones para apoyar al control de esta enfermedad.
Este festejo también ofreció observaciones solares y astronómicas, talleres de serigrafía, cuentacuentos, shows científicos y el concurso Ciencia+Tecnología+Anime, presidido por la cosplayer Weverita, que convirtió el Auditorio Dr. Pablo Rudomín Zevnovaty en una pasarela de ciencia y fantasía.
“Tenemos talleres orientados a la ciencia, y otros que combinan arte y ciencia. Queremos que cada visitante viva experiencias que complementen su visita. Las puertas del Museo, del Planetario “Luis Enrique Erro” y de Conversus están abiertas para cualquier proyecto de colaboración. Este es uno de los grandes proyectos que presentamos hoy y esperamos que lo disfruten igual que nosotros”., comentó Matamoros Hernández. Con 26 años de historia, el Museo Tezozómoc reafirma que la ciencia no solo se observa… ¡se vive, se luce y se celebra!